Si la semana pasada, la economía en la eurozona fue calificada de vértigo, lo que llevamos de mes va camino a calificarse de infarto. Y es que tal como se venía anunciando esta superlativa crisis influirá en el crecimiento económico de los países occidentales de mayor fortaleza. Un efecto dominó parece ser, se nos avecina.
Primero, comenzó con la deuda subprime que se extendió rápidamente interpaíses. Segundo, esta situación contrajo y dañó al sistema financiero, de tal forma que se extendió a la deuda pública y deuda privada. No terminado de arreglar el problema de la deuda (pues tenemos tarea hasta el año 2.020) se nos avecina el Tercer embate, se anuncia una posible recesión; es decir, caída significativa de la actividad económica y para un número suficiente de meses, que se observará en la producción, empleo, renta real y otros indicadores.
Una recesión ocasionada por una política monetaria severa (y esta lo es), puede ser sensiblemente aliviada disminuyendo los tipos de interés; y del dicho al hecho. Un grupo de afamados economistas se han dirigido a Jean Claude Trichet, para sugerirle bajar los intereses medio punto; esto aliviaría a deudores por hipotecas.
Hoy el Ibex ha sufrido una fuerte caida de 4,69%, ubicándose en 8.066 puntos. Con esta cifra el Ibex acumula una pérdida superior al 18% desde enero. Esta fuerte caída ha sido motivada a la declaración de la Sra. Lagarde, Directora del Fondo Monetario Internacional, que a raíz de que Grecia ha alertado "de que no podrá cumplir con el déficit". A consecuencia de esto, el FMI avisa de una inminente crisis, en esta ocasión de recesión, que no es lo mismo que depresión. Mientras tanto los países se defienden al afirmar que habrá crecimiento, aunque pequeña.
